Villa Claudia es un refugio natural ubicado en una zona tranquila y exclusiva de La Mesa, Cundinamarca. Nuestro alojamiento combina la comodidad de una casa campestre completamente dotada, con la magia de un entorno lleno de árboles, aves silvestres y espacios al aire libre que invitan al descanso y la conexión con la naturaleza. La casa cuenta con amplios espacios interiores y exteriores, zonas de hamacas, área social y detalles que invitan a sentirse como en casa. Cuidamos cada rincón para que vivas una experiencia auténtica, cálida y serena. Además, hay una familia encargada de cuidar la finca, lo que garantiza un entorno seguro y respetuoso para todos. Villa Claudia es ideal para desconectar, compartir en pareja, familia o con amigos, y vivir momentos especiales rodeados de naturaleza. Aquí, cada amanecer se siente distinto, y cada visita deja huella.

¡Hola! Soy Valentina, anfitriona de Villa Claudia, un lugar que nace del amor por la naturaleza y los espacios que invitan a respirar profundo, reconectar y disfrutar de lo esencial. Me encanta recibir personas y saber que encuentran en la finca un lugar para descansar, compartir en familia, celebrar o simplemente desconectarse del ruido del día a día. Cada huésped es bienvenido como si llegara a la casa de una amiga, y me esfuerzo en que se sientan cómodos, cuidados y en confianza. Además de gestionar Villa Claudia, me apasiona crear proyectos con propósito, disfrutar del campo, cuidar de los animales y compartir momentos auténticos. Estaré feliz de ayudarte con lo que necesites antes o durante tu estadía para que tu experiencia sea inolvidable.

Villa Claudia está ubicada en una zona tranquila y campestre de La Mesa, Cundinamarca, específicamente en el sector conocido como Puente Roto, rodeado de naturaleza, condominios privados y un ambiente seguro y exclusivo. A solo 10 minutos en carro del centro del pueblo, los huéspedes pueden disfrutar de la arquitectura tradicional, mercados locales, panaderías típicas y restaurantes con sabores auténticos. Recomendamos visitar el parque principal, caminar por sus calles coloniales y probar los jugos naturales o las empanadas artesanales. Si buscas naturaleza y aventura, muy cerca se encuentran sitios como el Mirador de San Javier, el Charco del Amor, y varias rutas ecológicas ideales para caminatas o fotos. Eso sí, recomendamos venir en vehículo, ya que el acceso incluye un tramo de aproximadamente 1 km de trocha transitable. Vale la pena: el paisaje lo compensa todo. Aquí, cada amanecer es distinto, el canto de las aves es parte del despertar, y la desconexión se vuelve real.